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Ruben Grinstein

ההסדרים              La ley de los ordenamientos, o la ley de …  

Casi seguro, aunque es una suposición mía, si en forma espontánea preguntáramos a los ciudadanos de Israel, si es éste un país democrático, la respuesta será que sí.  

Tiene Israel tres poderes como toda democracia y todos escuchamos, - e incluso tienen un canal de televisión, el 99, que transmite por los cables – que la Kneset de Israel como es llamado el parlamento, trabaja con intensidad.  

Sin embargo, desde fines de los años 80, el parlamento legisla una ley, que es antidemocrática en esencia.  

Esta ley, que en traducción libre sería: la ley de los ordenamientos, se la puede llamar también la ley que pone orden a todas las leyes que el mismo parlamento legisló, o una ley nacida de un embarazo fuera del útero.   

Leyes que el Ministerio de Finanzas no está dispuesto a financiar, y exige legislar reformas sin discusión que responden a la ideología monolítica de los llamados Naarei Ha Otzar, los jóvenes del Ministerio.  

Funcionarios éstos, egresados todos de las facultades de economía con enseñanza monolítica donde la ley de ganancias y pérdidas es el centro de los estudios.  

Como mencioné antes, la historia de esta ley, tiene sus comienzos en una grave crisis económica que atravesó Israel con una inflación anual de tres cifras.  

El entonces ministro de economía Shimon Péres, hoy presidente, implementó un plan de emergencia económico que incluyó, una ley que se legisló junto a la Ley de los Presupuestos y recibió el nombre de jok ha esderim.  

En su momento fue proclamada como una ley necesaria y temporaria, para hacer orden en la economía Israelí. Pero como todo lo temporario se volvió parte inseparable de la ley de los presupuestos en forma permanente.  

El día que se legislan los presupuestos, se presenta esta ley, que no fue elaborada ni discutida en ninguna comisión parlamentaria y se acepta como si los presupuestos y esta ley fuesen una sola cosa.  

Traeré tres ejemplos de cientos posibles de lo que estoy hablando.  

1- Existe una ley que otorga y regula prestaciones del Bituaj Leumí a la población de acuerdo a distintas situaciones. Hay quien no consigue trabajo, hay quien está imposibilitado de trabajar por enfermedad o que padeció un accidente y así muchas otras prestaciones que por ley se deben otorgar.

Gracias a esta ley que expliqué antes, se hacen modificaciones que exige el Ministerio de Economía, y es así que de un 31 de diciembre, día que vencen los presupuestos, al 1 de enero que comienzan los nuevos, hay gente que amanece desprotegida porque le cambiaron la ley y ni escucharon de esta posibilidad.  

Así ocurrió durante el gobierno de Biniamin Netanihau donde cientos de miles de personas se encontraron en la pobreza de un día para el otro.  

2- El Parlamento hace unos años legisló la ley de la vivienda pública, que otorgaba a inquilinos de Amidar la posibilidad de comprar las casas en condiciones muy favorables y a través de este acto económico, motivar al mejor mantenimiento del entorno edilicio, ya que uno tiende a cuidar mejor lo que es de uno y no lo de los demás y  más aún a no hacerlo si es que es del gobierno.  

Con la ayuda de esta ley ya años tras años se posterga el comienzo efectivo de la ley de la vivienda. Logro social de máxima importancia.  

3- De  esta misma manera se posterga la puesta en marcha de la ley que otorga beneficios a aquellos que cuando eran jóvenes e Israel un país joven y pobre sufrieron de la enfermedad de poliomielitis, una gran epidemia en esos años.  

Es de destacar que hay leyes que atacan a los monopolios y son parte de esta legislación. Es así que Israel disfruta hoy de precios bajos en la telefonía al exterior e incluso dentro del país.  

Pero en forma extrema y no sorprendente, esta famosa ley antidemocrática por esencia, legisla y actúa en contra de los más desfavorecidos.  

Y es así como la democracia, en lo que conviene al Ministerio de Economía y a sus funcionarios que ya con experiencia recibirán sueldos fabulosos en las empresas privadas,  tiene una mancha negra de antidemocracia.

Han pasado diez años 

Pasaron diez años desde ese 4 de noviembre en que fue asesinado el primer ministro Itzjak Rabin. Su nombre lo captamos con una intensidad muy especial cuando él, al frente del ejército de defensa de Israel, logró la victoria en la guerra de los seis días. Recuerdo como nos sentíamos: judíos, jóvenes, alegres, orgullosos y contentos por ese logro tan magnifico del ejército  de Israel. Cantábamos con euforia – sin entender el significado – “Rabín mejake le Naser ay ay ay”  y el militar victorioso, con su cabellera rubia y su mirada sincera, entró profundo en nuestros corazones. Unos años después llegamos a vivir a Israel y el deseo inmediato era pertenecer a ese ejército fuerte y maravilloso, siendo parte activa de la defensa del territorio de Israel. El seis de octubre de 1973 comenzó la guerra de Iom Kipur y muy rápido sentí y aprendí, como todos los israelíes, que una victoria como la guerra de los seis días no se repite como una foto o película que uno quiere ver de nuevo, y lloré como todos, este nuevo y traumático episodio. Terminó la guerra, cayó el gobierno de Israel y Rabin fue candidato a primer ministro con el título, no sólo de militar ejemplar, sino también con la experiencia de embajador en Estados Unidos de América. Yo en esas mis primeras elecciones en Israel, voté por Rabin, quien fue primer ministro por varios años. Debo ser sincero y decir que este período de su liderazgo me decepcionó mucho y me llevó a buscar otras respuestas. En el año 1977 se produce el significativo cambio político en Israel y la derecha revisionista con mezcla de liberalismo, introduce al país en una nueva etapa con crisis y cambios profundos. Rabin y Peres riñen por el liderazgo de la supuesta izquierda israelí, el partido Avodá, y como dos gallitos se desangran. Rabin se perfila co-mo el candidato más serio y sincero y comienza a recorrer ciudades y a encontrar gente. También así yo lo vi frente a mí por primera vez, al lado del supermercado de Dromit caminando junto a Menajem Ariav nuestro intendente. Me estrechó la mano y lo observé, era rubio y sincero como lo había imaginado hasta ese entonces. Le dije: -Muchos como yo esperan que nuevamente sea primer ministro y lleve a Israel a la tranquilidad y al progreso que tanto deseamos. Se sonrió, con esa sonrisa tan especial y dijo que era lo que él también quería hacer. Lue-go salí de shlijut con mi familia y nuevamente lo vi a principios del año 92 en la ciudad de México en un encuentro con la comunidad judía, en el centro deportivo de esa ciudad. Mientras Rabin hablaba, yo estaba sentado frente a él en la primera fila del recinto y lo observé: su mirada, sus gestos, su sonrisa tímida y cuan-do explicó lo que iba a hacer para que Israel viviera en paz, sentí que cada palabra era verdad, sincera y que un temible general como Rabin, había llegado a una total comprensión del significado de la paz. En mayo del 92 hubo elecciones, sin vacilar voté nuevamente Rabin y esta vez durante su gobierno y hasta el día que lo asesinaron sentí que hice lo correcto, por mí, por mi familia y por las futuras generaciones. El 4 de noviembre del 95, luego de duras semanas de deshumanización y horrendas manifestaciones de la derecha israelí en contra de Rabin y su gobierno, surgió de la oscuridad el asesino que terminó con su vida y con el camino que él llevaba hacia un posible futuro de paz y prosperidad. Ese 4 de noviembre lloré y sentí como que asesinaron una parte de mí. También ahora escribiendo siento esa sensación que no deja de presionarme desde hace diez años: -Rabin yo te quise y por sobre todo te creí, tu mirada me convenció.

Yo te prometo niña querida

Por Rubén (Rata) Grinstein

El día que comenzó la guerra de Iom  Kipur mi grupo del ejército  (soldados que recién habíamos terminado el entrenamiento militar básico) fuimos destinados a distintas misiones en el desierto del Sinaí (todavía bajo dominio israelí) que consistían en cuidar bases estratégicas del ejército.

La noche del 17 de octubre, a pocas horas que fuerzas israelíes cruzaron el canal de Suez y pusieron pie en tierras egipcias, fue tomado un aeropuerto importante de la aviación egipcia cercano al canal, Faid su nombre.

Esa misma noche, nos embarcamos en un avión Hércules desde el aeropuerto de Refidim es el Sinaí y en un par de minutos aterrizamos en Faid, y corriendo,  ya que había bombardeos egipcios, tratando de  recuperar el aeropuerto, entramos a un gran Hangar de paredes de grueso cemento con aviones egipcios capturados y ahí hicimos nuestra noche.

Por la mañana entró al hangar el músico Yoram Gaon,  hoy día animador de un programa televisión muy popular en el canal 1 los viernes por la noche, acompañado de un acordeonista cuyo nombre no recuerdo, y cantaron una canción que según ellos la compusieron mientras viajaban al frente egipcio.

La canción me emocionó mucho y así decía ANI MAVTIAJ LAJ IALDA SHELI KTANA SHE ZU TIIE HA MILJAMA HA AJARONA , YO TE PROMETO NINIA PEQUENIA QUE ESTA SERA LA ULTIMA GUERRA. Es algo arraigado en Israel que cantantes vayan a animar los soldados al frente. Al finalizar la canción repartieron gluiot, algo así como postales para escribir unas pocas palabras que ya venían con estampillas para que cuando los cantantes regresaran al país pudieran enviar estas gluiot y así las familias tendrían noticias de los soldados en el frente.

Yo tomé una gluia y le escribí a Clarita, novia mía en esos días, -Clarita acabo de escuchar algo que me emocionó mucho y es una canción que dice así. “Yo te prometo niña pequeña...”-

Después de varios meses, cuando por primera vez regrese al KIBUTZ donde vivía, me dijo Clarita: “De la emoción de recibir algo tuyo pensé, cuando una y otra vez se empezó a escuchar esa canción por la radio, que tenía un novio poeta”.

No, le dije, yo no escribí esa canción, pero en el hangar de Faid, sentí que Yoram Gaon leyó mis pensamientos y quizás en medio de la canción y el ruido de las bombas me olvidé de escribir el pequeño detalle que sólo yo retransmití un deseo que otro escribió.

No sabés cuánto quise llegar a ti

Si tu supieras cuánto quise conocerte..., verte y palparte. Caminar tus calles llenas de historia, de culturas diversas, de luchas de tu gente negra y de música saliendo de tus bares.
Quise llegar a ti tantas veces..., tanto lo he soñado y tanto lo quise realizar... Al menos dos veces estuve tan cerca..., pero así son las cosas, el tiempo, el dinero y el pensar que tal vez otra vez será.
Y si te cuento que en los últimos meses resurgió el deseo de realizar el sueño, ir, perderme en tus calles, sentarme en tus bares y con expectativa esperar los sonidos del jazz, del blues, y vivir así el ensueño de algo tan especial, dulce, romántico y humano.
No sé si en la realidad eras como te pensé, pero ya no lo sabré, Katerina te ha castigado, dañándote de forma mortal y me dejó pensando en lo que no pudo ser. Este quedará como otro sueño más... sin realizar.
Nueva Orleáns, eras, sos y serás lo que más he querido y no pude realizar.